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Mi nombre es Fidel Mario Falco Acevedo, pero también se me conoce por Mario Falco Dannan

('Dannan' es un término celta que significa "de Anna". Es mi homenaje a mi esposa, Ana Laura).

Nací bajo el signo de Escorpio, el 12 de Noviembre de 1959 , en Montevideo. Trabajé en fontanería desde los 15 años, primero como aprendiz y más tarde como instalador, tarea a la que me dediqué hasta los 47 años. En 1993 viajé a Brasil, donde asistí a un curso de masaje integral.

En 2004, residiendo en Brasil, conocí a mis padrinos chamanes, Joaquín Grande Y Liana, integrantes de una tribu Quechua que mora en la frontera entre Perú y Bolivia. Ellos me iniciaron en el arte chamánico del manejo de energías, asegurando que éstas me ayudarían a recordar mi compromiso espiritual para ésta encarnación. También me impusieron la tarea estudiar otras técnicas modernas. En 2005 retorné a Uruguay.

 

En 2006 hice el curso de radiestesia; al finalizar el mismo se organizó una reunión informal con varios alumnos, los que además practicábamos diversas técnicas terapéuticas. Éramos siete personas: Edmundo Roselli mi maestro, José Luis Cogorno (apodado Pepe), un veterano de piel blanca con mejillas rosadas, (a quien nadie más conocía excepto Edmundo, y éste nos lo presentó como un viejo amigo) Silvana, Esteban, Lilián, Rosario y yo.

Durante el transcurso de la reunión Silvana, fitoterapeuta, se acercó a José Luis para consultarlo respecto a cómo ayudar a una paciente muy mayor y en estado muy delicado; éste mencionó el término “Reiki” y debo haber hecho un gesto muy evidente al oír esa palabra, porque ella me preguntó “¿Qué sabes del Reiki?”

Respondí:

- “Mirá, sé que es una técnica de origen japones; personalmente no creo que haya en estas tierras gente que pueda usar ese tipo de técnicas por una razón muy sencilla: en Japón los tipos pasan años de meditación y disciplina para llegar a manejar esos niveles de energía, por lo que me resulta bastante tramposo que acá en occidente por una 'módica suma' recibas la iluminación en un fin de semana”.

José luís asintió con la cabeza y dijo: “Ajá, excelente perspectiva”.

 

Una hora más tarde Esteban contó que estaba pasando por una situación a la que no encontraba explicación ni salida; luego comentó “quizás se deba al 'karma' y estoy pagando cuentas de otra vida”.

José Luis dijo “déjame ver”, extendió su mano hacia Esteban, cerró los ojos... y de pronto su cuerpo emitió una energía de tal magnitud que a todos dejó boquiabiertos...

Instantes después abrió los ojos y dijo:

- “No, no es de vidas pasadas sino de ésta encarnación; estás cosechando lo que sembraste cuando tenías 27 años... ¿Lo recuerdas?”

Esteban recordó algo, abrió los ojos visiblemente sorprendido, bajó la cabeza y dijo “Guau, sí, es cierto. Ahora sé cómo arreglarlo”.

 

Luego de unos instantes de estupor llovieron las preguntas a José Luis y él explicaba con argumentos que parecían extraídos de archivos muy personales de cada uno de nosotros; a cada pregunta respondía con increíble certeza y visible agrado.

Aquella experiencia me tocó tanto que buscaba casi con ansiedad hablar con ese “Brujo” o lo que fuera, necesitaba ser su discípulo. Cuando tuve la oportunidad de hablarle, le solté:

- “Pepe, no tengo idea qué es eso que usted hace, pero quiero que me enseñe”.

Él sonrió divertido y respondió:

- “El Buda decía que todo lo que vale la pena ser aprendido no puede ser enseñado; yo no puedo enseñarte lo que hago, pero puedo conectarte con las herramientas para que aprendas lo que quieras. ¿estás dispuesto?”.

- “¡Por supuesto que sí!”, dije con emotivo entusiasmo.

Pepe abrió su agenda, anotó mi nombre y dijo:

- “Bien, te espero en casa el sábado 22 y domingo 23 de Julio, Hora 14:00”.

- “Allí estaré. ¿Como se llama lo que usted hace?”, pregunté.

Pepe sonrió; sus ojos brillaron al decirme:

- “Seré tu maestro de Reiki”.

Un reencuentro con la Esencia Divina y el Conocimiento Universal

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